En la elaboración de las piezas que van a ver, interviene un inevitable proceso industrial de fabricación de recargas, muelles, mecanismos y partes metálicas, y un trabajo artesanal que es el que hace que un bolígrafo sea más que algo con lo que escribir.

El trabajo artesanal que realizo en los bolígrafos comienza con la madera, de la que podrán elegir entre trece tipos distintos y otros cuatro tipos de maderas precompuestas.

El corte y pegado de la madera a la estructura de los bolígrafos se hace a mano y puesto que la elección de la madera es a gusto de cada persona, se hacen uno a uno, con un solo tipo de madera o combinando distintos tipos con lo que podrá conseguir “una pieza única” que, por supuesto, no va encontrar en el comercio habitual.

Con la ayuda de un pequeño torno y por supuesto de forma manual, se procede al ajuste, lijado y pulido con distintos grosores de lija hasta dejarla lisa y preparada para la aplicación de aceite de linaza, que resalta las vetas además de proteger la madera.

A continuación, comienza un proceso de aplicación del producto de acabado y un suave lijado que se repite hasta cinco veces y que termina con el pulido, que le da a la pieza un acabado efecto cristal, suave y brillante sin alterar su color natural y evitando que el uso cotidiano manche la madera.

Por último, todas las piezas metálicas y mecanismos de los que hablaba al principio, hay que unirlos, no vienen montados de fábrica y ese montaje se hace a mano, con sumo cuidado de no arañar el metal o la madera.

Una vez terminado el trabajo, encontrará también un pequeño detalle en la caja en la que se presentan los bolígrafos y plumas. El grabado en relieve de la caja, lo realizo mediante la técnica del gofrado. Con una plancha en la que me grabaron el logotipo y un pequeño artilugio que yo mismo fabriqué, he conseguido darle un poco de personalidad y un pequeño toque artesanal para que una sencilla caja sea algo más que un envoltorio.

Espero que les guste